Para comenzar con este post, me gustaría que contestarais a algunas preguntas con respuesta de «sí o no», que más adelante os harán reflexionar:

  1. ¿Haces la compra cuando no tienes hambre? Por ejemplo, ¿después de desayunar?
  2. ¿Eliges alimentos de temporada, como tomates en verano?
  3. ¿Priorizas los alimentos de origen vegetal frente a los alimentos de origen animal?
  4. ¿La gran mayoría de los productos de alimentación de tu cesta son alimentos frescos? ¿Verduras, frutas, carnes y pescados sin procesar…?
  5. ¿Priorizas los alimentos de producción sostenible como, por ejemplo, los huevos ecológicos?

Si has respondido ¨sí¨ a 4 o 5 preguntas, ¡enhorabuena! Estás haciendo bien las cosas.

Si has respondido ¨sí¨ a 3 preguntas te recomiendo que leas atentamente el post y hagas pequeñas modificaciones en tu forma de comprar.

Si has respondido ¨sí” a 2 o menos preguntas, hay un largo trabajo por hacer para que tu compra y tus hábitos alimenticios lleguen a ser saludables. Pero si eres persistente lo conseguirás.

¿Sabías que los buenos hábitos empiezan mucho antes de llevar los alimentos a tu boca? Por eso, aquí encontrarás las mejores estrategias prácticas para que logres comprar sano en el súper (y de forma inteligente).

Por qué hacer la compra cuando tienes el estómago lleno

Porque es la única forma de comprar sólo lo necesario. Una vez que tienes un pie dentro del super, todo está perfectamente diseñado para que el consumidor compre mucho más de lo que se había planteado antes de entrar. Si tienes hambre es muy fácil que caigas en la tentación de comprar ‘’snacks’’, como patatas de bolsa y galletitas, ya que seguramente estés salivando y este tipo de productos son mucho más palatables que una manzana o una naranja. Si puedes evitar darte un paseo por los pasillos de dulces y procesados mucho mejor, pero lo más importante es que te repitas una y otra vez que esos productos NO LOS NECESITAS.

Por qué elegir alimentos de temporada

Los alimentos de temporada (sobre todo frutas y verduras), son más baratos porque son de producción local y no hay que pagar su desplazamiento desde zonas donde el clima permite su cosecha. Además de mirar por tu bolsillo, tu paladar lo agradecerá. Al no estar sometidos a largos trayectos, que a veces se traducen en semanas, conservan todo su sabor y son más nutritivos porque no pierden vitaminas y minerales. Por último, si consumes productos de temporada, tu alimentación será más sostenible para el medio ambiente evitando las emisiones de CO2 de los largos desplazamientos.

Por qué priorizar el consumo de alimentos de origen vegetal

Si eres de los que no pueden vivir sin comer carne no te pido que dejes de hacerlo, pero sí deberías saber que un consumo diario de al menos 3 piezas de fruta y 2 raciones de verduras evitarían dos de cada tres muertes a nivel mundial. Tu plato habitual debería parecerse al plato saludable de Harward que te muestro a continuación:

Harvard TH Chan School of Public Health – Harvard University

Las proporciones para una correcta alimentación son las siguientes: 1/2 del plato de frutas y verduras, ¼ de proteínas saludables donde no tienen cabida las chacinas y otras carnes y pescados procesados y el otro ¼ que nos queda lo destinaríamos a cereales integrales (pan, pasta y arroz en sus variedades integrales). Todo esto no es posible si no comenzamos por la cesta de la compra.

Por qué elegir alimentos frescos frente a productos procesados y envasados

Este punto se relaciona con el anterior. Si un consumo de al menos 3 piezas de fruta y 2 raciones de verduras puede evitar un gran número de enfermedades crónicas, el consumo de productos procesados (bollería, galletas, snaks de bolsa, precocinados, chacinas…) aumenta el riesgo de padecerlas. Volvemos al primer punto. Si haces la compra con hambre será muy fácil caer en la compra de alimentos superfluos que aportan muy poco a nivel nutricional, aportan muchas calorías a tu ingesta diaria y contienen un exceso de azúcar, grasas de mala calidad y sal; que le hacen un flaco favor a tu salud.

Por qué una alimentación sostenible con conciencia medio ambiental

Por un lado, los alimentos producidos con métodos sostenibles son más nutritivos. Hay un refrán que dice que “somos lo que comemos”. Este dicho también es válido para los pollos, cerdos y vacas que nos comemos. Los huevos de gallinas que se alimentan de hierba contienen nutrientes que no los tienen los huevos de producción intensiva. Por otro lado, a los pollos, cerdos, vacas y algunos peces los someten a grandes dosis de hormonas que podrían ser nocivas para el ser humano. Lo barato sale caro. Por último, piensa en el planeta que quieres dejar en herencia a tus hijos. Si todos nos lo proponemos, podemos cambiar parte de las emisiones de CO2 que están afectando a la capa de ozono. Una vez más desde la cesta de la compra.

Cambia tu vida cambiando tu cesta de la compra. ¡Este es el primer gran paso!

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