Aunque siempre se ha dicho que el Bótox se utiliza para el tratamiento de
las arrugas de expresión de la frente y de las patas de gallo, lo cierto es que tiene otras muchas utilidades, dentro y fuera del mundo de la estética.

Vamos a repasar algunas de ellas:

En neurología: para migrañas, espasmos musculares, para corregir asimetrías provocadas por lesiones nerviosas como la parálisis facial.

En rehabilitación, para pacientes con espasticidad muscular.

En el bruxismo, para relajar la mandíbula en aquellos pacientes que aprietan mucho los dientes.

En la hiperhidrosis, que consiste en un exceso de sudoración…

Y volviendo a los usos en medicina estética, también podemos usar con el bótox para mejorar pequeños defectos como pueden ser:

Corregir una punta de la nariz que tiende a bajar cuando sonreímos.

Corregir las arrugas del cuello y marcar el ovalo facial.

Subir levemente las comisuras de la boca, que con la edad tienden a bajar dando una expresión de tristeza.

Corregir la sonrisa gingival, que es esa sonrisa que deja ver las encías, escondiendo un poco el labio, y que uno no se da cuenta hasta que no se ve en las fotos…

En definitiva, un sinfín de usos que convierten al bótox en el tratamiento más solicitado en todas las consultas de medicina estética desde hace años.

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